La noche anterior del viaje (4 mayo) mis compañeros y yo, alistamos nuestras maletas, escogimos nuestras ropas y todo lo necesario para nuestra estadía en Washington DC por cinco días. Al día siguiente, el primero que se despertó fue Eliceo, la razón, porque la noche anterior no terminó de empaquetar su maleta. Salimos con dirección al Aeropuerto Internacional de San Antonio a las 4 AM, mayoría con mucho sueño. Después de haberse registrado todos, fuimos a la sala de espera, hasta las 7 AM, hora de nuestra partida para Charlotte – Carolina del Norte.
Para mí, entrar al avión siempre es un momento de alegría y a la vez un poco de pánico. Me hago tantas preguntas sin respuestas: ¿Cuánto pesará este avión? ¿Qué tiene en su interior y qué hace posible que se mantenga en el aire? ¿Quién hizo este pájaro tan grande?...Pero hay momentos en las cuales siento éxtasis, afortunado de mirar la tierra desde lo alto, estar en un espacio infinito y desconocido cuando el avión vuela sobre las nubes. No me gusta cuando las aeromozas explican sobre posibles inconvenientes en el transcurso del vuelo. Me gusta cuando el avión aterriza y dan la bienvenida a una nueva cuidad, pienso en una nueva aventura en mi vida. En fin, quiero acostumbrarme a permanecer dentro del estómago de ese gigante que vuela por el aire.
Llegar a Washington, ha sido una de los momentos más memorables de mi vida. Retrocedo el tiempo por un instante y pienso en aquellos momentos en Mollebamba - Apurímac, mi tierra. Jamás pensé pisar tierra extra
njera, mucho menos Washington DC. Cuando el avión tocó tierra de Washington DC, sentí tanta alegría que solo pude respirar más fuerte de lo debido. Llegamos 17 de los 22 que viajábamos, ya que cinco perdió el vuelo en Charlotte – Carolina del Norte. Fue una experiencia buena para todos, ya que en los días siguientes aprendimos a mantenernos juntos. Con dos vans, llegamos a 4-H Conference Center, donde nos esperaban Julia Jarrell, Gloria Almeyda, Raúl Choque, Jorge Abeledo y otros. Nos instalamos en nuestros cuartos y en seguida fuimos a dar una vuelta en el Metrobus y Metro de Washington DC. Me sorprendió muchas cosas: mucha gente, la rapidez con que uno se puede trasladar en Metro, la impresionante infraestructura del Metro, mucha gente leyendo y gente saliendo y entrado muy apurados del Metrobus y Metro. Más tarde, comimos en la cafetería del 4-H y en seguida fuimos a descansar.
El cuarto día, fue el día esperado por mí. Fuimos a la muy conocida en el mundo, Capitolio de los Estados Unidos. No dejé de tomar fotos, quise registrar cada paso que daba y claro, el tiempo es tirano en momentos de sueño como este y cada vez se hace más corto. La arquitectura por fuera es preciosa, pero dentro es doblemente encantadora: muy bien cuidado y preciosas pinturas cuelgan en cada pared. Nuestra siguiente vista fue la Biblioteca del Congreso. En ella pude ver las colecciones menos esperados, una de las que más me sorprendió fue una de las cartas de Francisco Pizarro cuando invadió Perú. Pensar que fue hace 500 años atrás y aun se veía intacta.
El quinto día, fue de maravillas, visitamos dos organizaciones grandes, primero, Partners of the Americas. Nos dio una preciosa bienvenida y nos explicó más sobre algunos programas que ellos tienen en diferentes partes del mundo. Gracias a por su atención a: Elizabeth, Bárbara, Carmen y otros. Horas más tarde, fuimos a la tan ansiada institución de las Américas: Organización de Estados Americanos (OEA). Aquí, pudimos escuchar experiencias de los jóvenes que tienen a cargo el programa de Young Americas Business Trust (YABT). La información de parte de: Roy, Carlos, Valerie, Camilo y los demás fue muy especial. Nos brindó viabilidad al grupo Indegenuos and Afro Latino Scolarship (IALS) a conocernos y tener contacto con todos ellos.