Partimos de San Antonio a las 9 a m. en dirección a Austin, Capital del Estado de Texas. En las carreteras de Texas es usual ver las trocas, las motos, los inmensos tráiler llevando mercadería para las grandes tiendas y claro una troca jalando una carreta cargado de un potro o un toro.
Cuatro horas de ida y vuelta, cuatro horas rodando por la inmensidad de Texas, y en cada paso siempre había algo que nos sorprendía, la belleza del paisaje, los inmensos by pass, un rio bien cuidado, son características propias de este Estado.
Los veinte estudiantes fuimos por invitación de Iliana, una peruana de gran corazón. Llegamos al rancho, donde nos hemos reunido con los diez jóvenes de youth leaders, dichos jóvenes son lideres de sus colegios en Perú.
Llegado al rancho, un grupo nos fuimos en busca de un rio ya que los comentarios rondaban y decían que había un rio a media hora de caminata, emprendimos y un nunca encontramos ni una gota de agua. Pero fue algo bonito el estar casi una hora fuera de la bulla de la cuidad, ya que todos íbamos hablando al aire libre, como muchos de nosotros lo hacíamos en nuestros pueblos, el campo, la naturaleza, el canto de un pájaro al paso, son cosas que la mayoría extrañábamos.
De vuelta, en el rancho nos esperaba un almuerzo de primera, como lo es siempre, cada vez que nos ofrece Iliana, comimos todos y lo mejor fue la bebida, una Inca Kola bien heladita.
Unos minutos mas tarde, mayoría coincidieron en darse el gustito de un partido de fulbito, es como empezó el show, combinado entre hombres, mujeres, niños y adultos.
Para conocedores de este deporte es fácil imaginarse lo bueno que se puede pasar al momento de practicar dicho deporte.
A las 5 p m. nos pasaron la voz que era hora de retornar a San Antonio, así es como retornamos y llegamos a las 7 p m.
Austin es una cuidad preciosa a la vista, espero que haya oportunidad para recorrer sus calles y disfrutar del verdor de sus campos.
Looking for the river and never found, nor a drop of water. But it was something nice about being an hour away from the noise of the city because we were all talking in the open, as did many of us in our villages, the countryside, nature, singing of a bird to step are things that most strange. Back at the ranch for lunch awaited us first, as always, every time we offer Iliana, ate all the best and was the drink, an Inca Kola heladita well.
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